El Gobierno se ha olvidado durante demasiado tiempo del campo español y el campo español inundó este domingo Madrid en una manifestación multitudinaria para afeárselo y exigir medidas de rescate que salven a un sector fundamental de la ruina en la que se le ha dejado caer, entre otras razones por la inacción política.
Decenas de miles de agricultores, ganaderos, regantes y cazadores de todo el país se desplazaron a la capital para decir basta, pedir ayuda y hacer ver a Pedro Sánchez que están ahogados, que el sector agrario ya no es rentable y que no pueden seguir manteniendo de este modo a sus familias. Están al límite y necesitan con urgencia un plan de choque que frene la subida de los precios de la energía, los carburantes y las materias primas y devuelva la viabilidad a las explotaciones agrarias y ganaderas. Y que garantice precios justos para atajar una especulación que tiene asfixiado al sector primario y que repercute en el precio final de venta de los alimentos y, por ende, en el bolsillo de todos los españoles, hoy más si cabe en plena ola inflacionista.
Las reclamaciones del sector para que se alivie el fuerte incremento de los costes de producción y haya una regulación urgente de las tarifas eléctricas resultan a todas luces de justicia. Valga como ejemplo que un agricultor se enfrenta ya a una subida del coste de la energía y los carburantes de un 96% en tasa interanual. Y tiene que pagar los fertilizantes un 150% más caros que hace un año; y los los piensos, otro 35% más. A nadie se le escapa que la situación es del todo insostenible.
No hay excusa, Moncloa debe actuar de inmediato y dejar de mirar hacia otro lado, porque se trata de un sector prioritario para la economía y porque hay 7,5 millones de personas viviendo en el medio rural. El campo reclama soluciones y ayudas directas para sobrevivir y no seguir trabajando a pérdidas. Y lleva demasiado tiempo sintiendo el abandono de este Gobierno, que ha pecado de insensibilidad y tiene una visión muy sectaria sobre el conjunto del colectivo -ahí está sin ir más lejos el trato tan degradante del Ministerio de Transición Ecológica-, a pesar del ejercicio de extraordinaria responsabilidad que todo el sector demostró durante los peores meses de la pandemia del Covid-19, cuando se dejaron a un lado las reivindicaciones para arrimar el hombro como nunca y garantizar, como se hizo, que no fallaran lo más mínimo ni la producción ni el abastecimiento para una ciudadanía que se encontraba tan angustiada.
La situación es muy grave y los agricultores y ganaderos no van a parar hasta conseguir salvar al sector. Ya lo dijo el presidente de Alianza Rural, Fermín Bohórquez, "el campo va a reaccionar". Y lo hará unido, sin distinguir colores ni colgar etiquetas políticas, como quedó patente en la movilización de Madrid. Todos a una. Y es que el campo español estará en peligro de extinción a corto plazo si el Gobierno no actúa de inmediato y deja de comportarse de manera irresponsable. Las ayudas deben venir ya, no cuando se aproximen las elecciones.
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