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 DIRECTORIO   10 de enero de 2004, número 555
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SALUD P�BLICA
Los pilotos �andan� preocupados por las dosis de radiaci�n a las que se exponen
ISABEL ESPI�O

Rechac� un plan de vuelo desde Norteam�rica [hasta Londres] porque habr�a tenido que alcanzar los 35.000 pies [casi 11.000 metros de altura] para aprovechar una fuerte corriente a�rea. Permanec� a 30.000 pies [unos 10.000 m] todo el camino�. �stas eran las declaraciones que un aviador de British Airways hac�a recientemente a 'The Sunday Times'. Hab�a tomado esta decisi�n para evitar la fuerte radiaci�n c�smica de aquellos d�as, m�s elevada de lo normal por una tormenta solar.

�No es mala idea. Puntualmente se producen estas manchas solares y hay pilotos que en este tipo de situaciones eligen, con muy buen criterio, rutas de vuelo m�s bajas�, se�alan fuentes del Colegio Oficial de Pilotos de Aviaci�n Comercial (COPAC). Aunque precisan que estos cambios de trayecto �son ocasiones contadas�, reconocen que �existe preocupaci�n por la radiaci�n c�smica [a que se exponen habitualmente], porque no deja de ser un problema de salud laboral que necesita m�s investigaci�n�.

Estas emanaciones est�n formadas por part�culas cargadas de energ�a (neutrones y protones, fundamentalmente) de origen extraterreste y que bombardean constantemente la Tierra. La atm�sfera ejerce de escudo (equivaldr�a a un muro de hormig�n de cuatro metros de grosor), de modo que la exposici�n al nivel del mar es 100 veces inferior a la que se alcanza a m�s de 10.000 metros, la altura de crucero de los grandes aviones comerciales, como los Airbus o los Boeing 747.

A m�s altura y latitud (cercan�a a los polos), m�s irradiaci�n. De ah� que en la �ltima d�cada se empezase a estudiar la exposici�n a la que se someten los profesionales del aire o si tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades, como ciertos tumores. La preocupaci�n es reciente y, precisamente, hasta el Real Decreto de 2001 sobre protecci�n radiol�gica, las tripulaciones a�reas no se inclu�an entre los trabajadores expuestos.

Las dosis que llegan al aviador �siempre est�n muy por debajo de la m�xima permitida [para los trabajadores especiales es 20 mili-Sieverts (mSv), la unidad de medida de la radiaci�n a la que est� expuesto un medio vivo]�, explica Francisco R�os Tejada, presidente de la Sociedad Espa�ola de Medicina Aeroespacial (SEMA). De hecho, los pilotos y tripulantes de cabina que m�s radiaciones podr�an recibir (los que viajaban en Concorde, pues estos aviones alcanzaban alturas de crucero mayores) no superaban anualmente los 6 mSv.

En el resto de los aviadores, la exposici�n de 700 horas de vuelo al a�o oscilar�a entre los 3 � 4,4 mSv, precisa este especialista. En cuanto a un viajero habitual, necesitar�a volar m�s de 200 horas al a�o para superar el l�mite establecido para la poblaci�n general (1 mSv).
Con todo, el presidente de la SEMA tambi�n cree que hay que seguir investigando el tema, tanto los niveles de exposici�n a los que se somete el piloto, como los cambios que esto ocasiona a nivel molecular y la incidencia de ciertas enfermedades entre los profesionales a�reos.
Y es que hasta el momento, �la diversidad de los trabajos epidemiol�gicos es muy grande y es dif�cil aunar sus resultados�. As�, aunque muchos han detectado que los aviadores tienen m�s riesgo de desarrollar ciertos tumores (sobre todo cut�neos), no descartan que esta incidencia se deba a otras causas, y no a la radiaci�n c�smica.

Lo que quiere saber el piloto es si tiene m�s probabilidades de desarrollar un c�ncer que los dem�s, y �esta pregunta a�n no se ha respondido�, agrega R�os Tejada. De hecho, son los propios profesionales quienes est�n abogando por que se investigue m�s el tema, dicen desde el COPAC.

Por ejemplo, desde finales del a�o pasado, Iberia informa en sus comunicaciones con cada trabajador de cu�l es su nivel de radiaci�n mensual y anual. Asimismo, esta compa��a ha realizado un estudio para medir las radiaciones en todas sus rutas. Ahora planea iniciar otra investigaci�n, en colaboraci�n con el Hospital Gregorio Mara��n de Madrid, sobre el impacto gen�tico de estas exposiciones (se comparar�n muestras de pilotos con las de otros voluntarios).

Adem�s, existen dos grandes estudios en marcha �uno europeo (con datos de 22.000 asistentes de vuelo y 50.000 pilotos) y otro estadounidese (que estudiar� la incidencia del c�ncer de mama entre 9.000 azafatas)� que, seg�n un reciente editorial de la revista 'Occupational and Environmental Medicine', �nos llevar�n a comprender la naturaleza de los riesgos de esta profesi�n �nica�.



 
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